Dos
semanas pasé durmiendo y conviviendo en el departamento de mi socio. Sobra
decir que se portó de lo mejor conmigo (con ustedes también).
Pero
ahora ha llegado el tiempo de cambiar de aires, un poco por necesidad, un poco
porque es lo más correcto.
Así
pues, me di a la tarea de buscar departamento. Tarea fácil y obligada al 100 de
calificación cuando se trata de mí.
PRIMER
INTENTO.
Llego
con ustedes a la puerta de ese departamento en conocido barrio donde abundan
prostitutas, los perros dan miedo y las paredes no escuchan, sino que hablan.
Tan escondido estaba el edificio que cuando llamé al número que aparecía en el
aviso de ocasión me dijeron que no nos encontraríamos en el lugar, sino mejor
en una tienda de curiosidades chinas que estaba a una cuadra de distancia.
Entramos
al departamento dos esperanzados clientes que al momento ya protagonizábamos
una escena que ilustraba plena competencia. Mi rival era una china acompañada
de su novio mexicano (Y yo que creí que lo había visto todo en esta vida). Cabe
destacar que les gané la negociación a pesar de saber desde un principio que no
era el lugar en el que yo quería pasar mis noches en Barcelona ni en ningún
otro lugar. ¡Bueno! ¡Con decirles que ni una sola noche pasaría ahí!
Les
cuento…
Departamento
de paredes blancas pero a la vez gris como una rata. Sin una sola ventana. Más
deprimente que ver a Ninel Conde en un concurso de conocimientos (Sí, el lugar
también hacía reír y deprimía al mismo tiempo). Apestaba a pintura fresca pero
el piso del baño ya acusaba muchos años y pintaba algunas canas (Gracias
Arjona). 25 metros cuadrados que para mi poca experiencia me decían: ¡No somos
25, somos 15! Ni un solo mueble para acomodar las cositas. Nos vamos…
SEGUNDO
INTENTO.
Llamo
por teléfono:
YO
- ¡Hola! Llamo por un aviso de ocasión y quiero saber si…
Un
cuate de Israel – ¡Sí! ¡Vente a pghjsfdnmadfmnf estamos teniendo un “barbeque”.
Aquí hay gente de todas los lados y está muy bien. Tenemojs un terraza de 200
metros cuadragos con una vijsta prejiosa a toda la Barcelona y tu poder invitar
amigos también.
YO
– Sí, pero…
ÉL
– No hay pero… Necesitas lugar, entoncejs tú tenés lugar. Aquí ambiente, pero
también se respetan horarioj… dsahjkdhads ¡Todo! ¡Todo aquí!
YO
– Sí, pero…
ÉL
– No hay pero. ¡Venirte para acá! Tengo cuarjtos baratos, costosos, privados,
de mucha gente… ¡Vente para acá!
YO
– Sí, pero…
ÉL
– ¡Pero bueno! Que por qué…
YO
– ¡¡¡¡Que sí voy carajo!!!! ¡Pero que no sé cómo llegar!…
Y
que me lanzo… Perdón, nos lanzamos…
Por
el mismo precio, esto es lo que nos ofreció este cuate a todos los que aquí
venimos viajando juntos:
-Una
habitación nueva, recién construida y del mismo tamaño del otro departamento
completo.
-Todos
los muebles y una luz como a la que estoy acostumbrado (Acá no está iluminado
como caverna).
-Un
buen escritorio en el que estoy escribiendo ahora mismo.
-Muebles
para guardar la ropa.
-Todo
lo anterior nuevo, incluido nueva cama, nuevo colchón y sábanas envueltas en la
bolsa de la tienda.
-Con
la vista desde las dos terrazas, la verdad es que no me mintió.
-2
Baños para compartir entre 6 recámaras y una cocina toda equipada. Eso sí, más
limpio que aquel departamento “recién remodelado” que vimos como primera
opción.
-Están
las 6 habitaciones ocupadas con suecos, sueca, francés, italiana y un cuate de
nacionalidad aún por descubrir.
-¡Ah!
¡Y el olor a marihuana que se respira todo el tiempo por los pasillos es gratis
(Todos los demás huéspedes recorren los pasillos fumando sus porros con la
sonrisa pintada en la cara)! Eso sí, si alguna vez se quieren hospedar aquí y
no quieren experimentar un viaje astral, más les vale abrir la ventana de la
habitación para que el viento se lleve lo que se trae (Me dicen que aquí el
consumo de marihuana en casas y edificios privados es legal).
Ya
tenemos habitación.
Venimos
viajando juntos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario