domingo, 27 de enero de 2013

Capítulo 3: Lo que el viento nos trajo y a dónde nos trajo


Dos semanas pasé durmiendo y conviviendo en el departamento de mi socio. Sobra decir que se portó de lo mejor conmigo (con ustedes también).

Pero ahora ha llegado el tiempo de cambiar de aires, un poco por necesidad, un poco porque es lo más correcto.

Así pues, me di a la tarea de buscar departamento. Tarea fácil y obligada al 100 de calificación cuando se trata de mí.

PRIMER INTENTO.

Llego con ustedes a la puerta de ese departamento en conocido barrio donde abundan prostitutas, los perros dan miedo y las paredes no escuchan, sino que hablan. Tan escondido estaba el edificio que cuando llamé al número que aparecía en el aviso de ocasión me dijeron que no nos encontraríamos en el lugar, sino mejor en una tienda de curiosidades chinas que estaba a una cuadra de distancia.

Entramos al departamento dos esperanzados clientes que al momento ya protagonizábamos una escena que ilustraba plena competencia. Mi rival era una china acompañada de su novio mexicano (Y yo que creí que lo había visto todo en esta vida). Cabe destacar que les gané la negociación a pesar de saber desde un principio que no era el lugar en el que yo quería pasar mis noches en Barcelona ni en ningún otro lugar. ¡Bueno! ¡Con decirles que ni una sola noche pasaría ahí!

Les cuento…

Departamento de paredes blancas pero a la vez gris como una rata. Sin una sola ventana. Más deprimente que ver a Ninel Conde en un concurso de conocimientos (Sí, el lugar también hacía reír y deprimía al mismo tiempo). Apestaba a pintura fresca pero el piso del baño ya acusaba muchos años y pintaba algunas canas (Gracias Arjona). 25 metros cuadrados que para mi poca experiencia me decían: ¡No somos 25, somos 15! Ni un solo mueble para acomodar las cositas. Nos vamos…

SEGUNDO INTENTO.

Llamo por teléfono:

YO - ¡Hola! Llamo por un aviso de ocasión y quiero saber si…
Un cuate de Israel – ¡Sí! ¡Vente a pghjsfdnmadfmnf estamos teniendo un “barbeque”. Aquí hay gente de todas los lados y está muy bien. Tenemojs un terraza de 200 metros cuadragos con una vijsta prejiosa a toda la Barcelona y tu poder invitar amigos también.
YO – Sí, pero…
ÉL – No hay pero… Necesitas lugar, entoncejs tú tenés lugar. Aquí ambiente, pero también se respetan horarioj… dsahjkdhads ¡Todo! ¡Todo aquí!
YO – Sí, pero…
ÉL – No hay pero. ¡Venirte para acá! Tengo cuarjtos baratos, costosos, privados, de mucha gente… ¡Vente para acá!
YO – Sí, pero…
ÉL – ¡Pero bueno! Que por qué…
YO – ¡¡¡¡Que sí voy carajo!!!! ¡Pero que no sé cómo llegar!…

Y que me lanzo… Perdón, nos lanzamos…

Por el mismo precio, esto es lo que nos ofreció este cuate a todos los que aquí venimos viajando juntos:
-Una habitación nueva, recién construida y del mismo tamaño del otro departamento completo.
-Todos los muebles y una luz como a la que estoy acostumbrado (Acá no está iluminado como caverna).
-Un buen escritorio en el que estoy escribiendo ahora mismo.
-Muebles para guardar la ropa.
-Todo lo anterior nuevo, incluido nueva cama, nuevo colchón y sábanas envueltas en la bolsa de la tienda.
-Con la vista desde las dos terrazas, la verdad es que no me mintió.
-2 Baños para compartir entre 6 recámaras y una cocina toda equipada. Eso sí, más limpio que aquel departamento “recién remodelado” que vimos como primera opción.
-Están las 6 habitaciones ocupadas con suecos, sueca, francés, italiana y un cuate de nacionalidad aún por descubrir.
-¡Ah! ¡Y el olor a marihuana que se respira todo el tiempo por los pasillos es gratis (Todos los demás huéspedes recorren los pasillos fumando sus porros con la sonrisa pintada en la cara)! Eso sí, si alguna vez se quieren hospedar aquí y no quieren experimentar un viaje astral, más les vale abrir la ventana de la habitación para que el viento se lleve lo que se trae (Me dicen que aquí el consumo de marihuana en casas y edificios privados es legal).

Ya tenemos habitación.

Venimos viajando juntos…

No hay comentarios:

Publicar un comentario